Curiosidades

Taste of Runway

 

 

 

¿Por qué nos gusta los que nos gusta? Podría ser culpa del gusto. Es mi conclusión después de visitar Taste of Runway, una página web que capturó completamente mi atención y donde se combinan dos mundos aparentemente muy distantes: la moda y la cocina.

 

 

Su autora, Anna Marconi, escoge un atuendo de las pasarelas de alta costura y se inspira en él para crear un plato, llevar el deleite de la vista al gusto, de los ojos directo a la boca. ¿Cómo es eso? El primer contacto es una agradable sorpresa para la vista; los colores son el personaje central, los platos se mimetizan con las prendas. Vemos un atractivo juego de imágenes pensado para alimentar los ojos, contemplar la delicia y saborear el color. Al menos esa fue mi primera impresión.

 

 

Después de un rato de contemplar las imágenes, descubro algo aun más especial; la esencia de su idea: Anna logra unir en una sola sensación la fascinación que nos produce la belleza de una prenda y la exquisitez de un plato. Definitivamente desborda su admiración por el refinamiento de dos estos dos oficios. Y mientras más miro las imágenes, más me adentro en su paladar; qué sorpresa, las texturas también están ahí: el lustre del cuero, la cremosidad de la seda, el terciopelo de la yerbabuena al rozar los labios. Pero un momento, sí, hay algo más.

 

 

En un intento final por meterme en su cabeza, veo que no es coincidencia que cada receta sea un bocado, una entrada o un aperitivo. Son una síntesis de sabor que casi me permite ver su opinión de cada atuendo, por su impresión en el gusto, que es también el tacto. La seda verde pálida transparente se convierte en espagueti de aceites aromáticos, tan ligero sabe, como se ve. Quién lo creyera, el estampado animal, odiado y amado, tiene la calidez del chocolate, que abriga y reconforta; y el amarillo intenso, la dulzura de la naranja. Aunque yo la prefiero ácida…

 

 

No es un misterio que nos rodeamos de cosas y colores que nos parecen agradables de una forma muy personal y particular, para algunos conectadas con un sonido, para otros talvez una imagen, y bien supongo que Anna prefiere ponerse lo que le sabe rico.

 

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